Los tipos de debilidad
La fuerza muscular es indispensable para la vida cotidiana. Actividades tan simples como llevarse una cuchara a la boca, elevar los brazos para peinarse, o incorporarse de una silla, requieren de la actividad muscular normal. A su vez, para que el músculo tenga una función adecuada, se requiere de la indemnidad de todo el circuito motor, que se inicia en la corteza cerebral motora, sigue por las vías cerebrales y de la médula espinal, llega a las raíces nerviosas en la columna vertebral, emerge por los nervios periféricos y así, atravesando la unión neuromuscular, llega al músculo. Un daño, en cualquiera de los niveles antes mencionados, puede generar debilidad como manifestación clínica.
Si la lesión se produce en el encéfalo, entonces típicamente la debilidad se manifiesta en un hemicuerpo (en la mitad derecha o izquierda del cuerpo) incluyendo la parte inferior de la cara. Es lo que llamamos una hemiparesia. Si la lesión se produce en la médula espinal cervical (del cuello) la debilidad afectará a las cuatro extremidades, pero no a la cara (cuadriparesia), y si se produce en la médula espinal dorsal (de la espalda) se debilitarán ambas piernas (paraparesia).
La lesión de los nervios periféricos produce debilidad más focalizada al territorio dependiente de dicho nervio. Por ejemplo, si se lesiona el nervio radial, lo que se producirá es una caída de la mano, el paciente no será capaz de levantar la mano, pero no habrá debilidad en el resto de dicha extremidad; si se inflama el nervio facial, como sucede en la parálisis de Bell, lo que se debilitará es toda la mitad de la cara (derecha o izquierda), pero no habrá debilidad en otra parte del cuerpo. El impacto de una bala en la pierna puede ocasionar lesión del nervio ciático, lo que produciría debilidad, sobre todo, del pie de dicho lado.
Las enfermedades musculares producen debilidad principalmente en los músculos proximales (hombros y muslos) sin tanta debilidad en los músculos distales (manos y pies). Por dicho motivo, las personas con miopatías tienen gran dificultad para levantar los brazos sobre su cabeza o para incorporarse de una silla o subir escaleras, pero pueden coger objetos con las manos sin que se les caiga. Las polineuropatías (inflamación de todos los nervios), por el contrario, causan, sobre todo, debilidad distal y no proximal. Por eso hay dificultad para bajar escaleras (es necesario tener fuerza en el pie para bajar escaleras) y no tanto para subirlas, o para coger objetos con las manos (girar una llave, agarrar una taza).
Las enfermedades de la unión neuromuscular (la más conocida es la miastenia gravis) causan fatigabilidad. Es decir, el paciente despierta sin debilidad, pero a medida que avanza el día se va perdiendo la fuerza de las cuatro extremidades, se va a pagando la voz, y se van cayendo los párpados de una manera severa y la persona no puede continuar con sus actividades.
Como puede ver, solo con saber el tipo de debilidad que presenta el paciente, el médico es capaz de sospechar dónde se está produciendo la enfermedad. Por eso es tan importante acudir al escrutinio del neurólogo antes de recurrir a cualquier examen auxiliar.
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