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¿Cuando el dolor de cabeza es peligroso?

Cefalea es el término médico del dolor de cabeza y todos, alguna vez, la hemos padecido. La mayoría de las veces se presenta como un evento aislado o esporádico y no le prestamos atención pues no es intensa ni frecuente y no interfiere con nuestras actividades. Para una minoría de personas, al contrario, la cefalea es tan seria que se convierte en un factor determinante de bajo desempeño laboral y social. En otras ocasiones – las menos frecuentes – la cefalea es el indicador de una enfermedad grave que puede poner en riesgo la vida.

Este amplio abanico de posibilidades hace necesario diferenciar qué pacientes tienen mayor probabilidad de tener una causa peligrosa de su dolor de cabeza, es decir, hay que saber reconocer algunos signos de alarma que nos sugieran que una enfermedad peligrosa está causando el dolor. Entre los principales signos de alarma de alarma de las cefaleas tenemos a los siguientes.

Signos de alarma de las cefaleas.

1. Cefalea de inicio súbito

Cuando la cefalea se inicia de forma repentina entonces se debe valorar la posibilidad de una hemorragia intracraneal pues es característico que en las hemorragias cerebrales se produzca una cefalea de inicio súbito, que se produce en el momento del sangrado. Esto se origina porque la invasión de la sangre en el cráneo aumenta la presión intracraneal, produciendo dolor. Una causa frecuente de hemorragia cerebral es la ruptura de un aneurisma cerebral.

2. Cefalea asociada a fiebre

Si el dolor de cabeza se acompaña de fiebre de origen no claro (es decir, no se encuentra una causa evidente para la fiebre), siempre debe tenerse presente que existe la posibilidad de que el paciente esté haciendo una meningitis. Cuando existe la sospecha de esta peligrosa enfermedad se debe hospitalizar al paciente para monitorizarlo y hacerle una punción lumbar, pues la única manera de confirmar una meningitis es a través de la punción lumbar.

3. Cefalea en pacientes oncológicos o inmunodeprimidos

Cuando se atiende a un paciente con cáncer siempre hay que estar atentos a la posibilidad de que el paciente tenga metástasis cerebral. Por eso, si un paciente oncológico comienza a tener dolores de cabeza debe realizarse un examen de tomografía o resonancia con contraste para estar seguros de que el origen de dicho dolor no sea un tumor intracerebral. Existen algunos cánceres que tienen predilección por hacer metástasis en el cerebro, entre los que tenemos cáncer de pulmón, cáncer de mama, cáncer de tiroides y melanoma.

De la misma manera, cuando un paciente es inmunodeprimido, ya sea porque tiene la infección por el VIH o ya sea porque toma medicamentos inmunosupresores, tiene predisposición a padecer infecciones oportunistas intracerebrales. Dentro de ellas, la toxoplasmosis cerebral es frecuente en pacientes con SIDA. Por lo anteriormente dicho, está indicado hacer un estudio de imagen cerebral en todo paciente inmunodeprimido que tiene cefalea.

4. Cefalea asociada a focalización neurológica

Más evidente resulta la importancia de las cefaleas que se asocian a focalización neurológica. Llamamos focalización neurológica a los síntomas que se producen cuando se altera alguna función neurológica que depende del cerebro. Así, por ejemplo, si el dolor de cabeza se asocia a debilidad de una mitad del cuerpo, entonces parece claro que debe estar ocasionado por alguna enfermedad cerebral. Así mismo si, por ejemplo, la cefalea se acompaña de trastorno del habla entonces es muy probable que haya una lesión del encéfalo como causa de los síntomas. Siempre que la cefalea se acompaña de focalización neurológica hay que explorar el encéfalo a través de algún examen de neuroimágenes.

5. Cefalea de inicio en la ancianidad

Cuando la cefalea debuta en la ancianidad siempre debe valorarse la posibilidad de que se trate de una situación seria pues varias enfermedades graves que causan dolor de cabeza son más frecuentes en la tercera edad. Entre ellas tenemos los hematomas durales y los tumores cerebrales. Además, es inusual que la migraña o la cefalea tensional inicie en la edad avanzada, por lo que se hace menos probable que estas enfermedades no peligrosas sean las que estén ocasionando la cefalea. Siempre debe estudiarse con neuroimágenes a un paciente cuya cefalea ha iniciado en la vejez.

Mujer con dolor de cabeza.

6. Cefalea persistente (más aún si progresa)

La cefalea es, por lo general, un síntoma fluctuante, es decir su intensidad aumenta y disminuye a lo largo del tiempo. Es usual en las migrañas o las cefaleas tensionales que los periodos de crisis de cefalea se intercalen con otros en los que no haya nada de dolor. Cuando el dolor de cabeza se mantiene en el tiempo, en los días y semanas, o si aumenta progresivamente, entonces debe valorarse la posibilidad de que la causa de la cefalea sea una enfermedad seria, como un tumor cerebral o algún hematoma intracraneal que está creciendo poco a poco.

7. Cefalea con deterioro de conciencia

A pesar de que sea muy intensa, la cefalea no debe hacer que la persona se torne somnolienta o confusa. Si eso sucede entonces existe la posibilidad de que se esté produciendo una encefalitis o de que algo esté lesionando áreas cerebrales que tengan relación con el estado de conciencia, tales como el tronco cerebral, los tálamos o el hemisferio cerebral derecho.

8. Cefalea con síntomas acompañantes: convulsiones, vómitos, disminución visual

Si el dolor de cabeza se presenta en paralelo a convulsiones (en alguien que no sufre de epilepsia) es altamente probable que la cefalea se deba a una lesión estructural del cerebro que, al mismo tiempo, produzca dolor y que irrite a la corteza encefálica. El abanico de posibilidades se abre mucho en estos casos pues son muy amplias las posibles causas, desde neoplasias cerebrales hasta trombosis de venas encefálicas. Por otro lado, cuando la cefalea se acompaña de vómitos o de disminución de la agudeza visual existe la posibilidad de que haya aumentado la presión adentro del cráneo por algún proceso expansivo. Sin embargo, hay que considerar que en la migraña también pueden existir vómitos, sin que represente un aumento de la presión intracraneal. Así mismo, la visión puede afectarse por diferentes factores e, incluso, puede tratarse de una impresión solo subjetiva.

Los dos tipos más frecuentes de cefalea son la migraña, y la cefalea tensional. Ninguna de ellas representa un riesgo para la vida, pero pueden ser tan intensas como para que limiten seriamente las actividades cotidianas. La migraña se caracteriza por comprometer preferentemente la región anterior de la cabeza, con frecuencia se acompaña de dolor ocular y puede ser unilateral. No es raro que se acompañe de náuseas, fotofobia o sonofobia. La cefalea tensional, por el contrario, compromete la región posterior y con frecuencia se acompaña de dolor en el cuello y sensación de adormecimiento (parestesias). Se suele presentar en momentos de compromiso emocional.

Es raro que la cefalea sea el síntoma de una enfermedad peligrosa. Debido a la gran variabilidad de causas de la cefalea, cuando una persona debuta con dicho síntoma, lo más prudente es acudir al neurólogo para que dicho profesional defina la causa específica. Para tal fin se necesita tomar en cuenta las características semiológicas del dolor de cabeza, ejecutar una exploración física neurológica y realizar un estudio de imagen cerebral que usualmente implica una tomografía o una resonancia magnética, cuando está indicado. Luego de definir el diagnóstico causal de la cefalea se procede a indicar el tratamiento correspondiente.

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